La tradición argentina de las empanadas

Las empanadas son un clásico del plato argentino, la podés comer al horno o al sartén; de carne, de pollo, de verduras o de cualquiera de los tantos sabores que suelen acompañar los menús de los restaurantes en Argentina. Si visitás la gran Capital de Buenos Aires, debés probar aunque sea las más tradicionales, las de carne.

¿De dónde vinieron las empanadas?

Quizá sean las raíces de las olas migratorias provenientes de las grandes guerras mundiales, mezclada con la disponibilidad de la gran producción de carne llevó que este producto tuviese el éxito que tiene en la actualidad. Los árabes la llamaban esfiha y fatay, el último nombre todavía prospera en la actualidad como una de las tantas variantes que existen del producto. Este producto es casi tan antiguo como el pan y fue uno de los tantos avances gastronómicos de los primeros pobladores de la Mesopotamia. Otros productos muy famosos de la región (algunos que se atribuyen erróneamente a Argentina como el lugar de origen) son los hojaldres, el pan, los alfajores y otro de los preferidos nacionales, el arroz con leche.

Con las invasiones de los “moros” a España, muchos de estos productos encontraron su camino hacia la Península Ibérica. Una vez los árabes fueron expulsados, la gastronomía ya era parte de la cultura española y por consecuencia llegaron a nuestro país con la colonización. En algunos casos, como el de Salta, son parte de la identidad turística y muchos de los establecimientos gastronómicos de esa provincia ofrecen este plato típico. Es una variante particular que incluye carne cortada a cuchillo, papa hervida en cubitos, cebolla de verdeo y huevo duro. Las tucumanas son las más similares a las que se consumían durante la gesta revolucionaria, tienen carne picada, mucho ají, cebolla, en algunas regiones de la provincia le suman aceitunas y huevo duro. Se las suele freír en grasa de pella, un tipo más refinado que se obtiene de los costados de los órganos de la vaca.