Visitas guiadas en la ciudad de Buenos Aires Argentina
Si lo que buscas es una experiencia folclórica fuera del turismo convencional, la actividad artesanal de la feria de Mataderos es imperdible. Combina actividades rurales y urbanas. Aquí serás testigo de todo tipo de expresiones culturales argentinas: danzas y música folclórica, actividades y entretenimientos rurales, artesanías indígenas y campesinas, comidas regionales y mucho más. A continuación, te cuento un poco de tres lugares importantísimos de la ciudad: (Plaza de Mayo, Palacio de Aguas Corrientes, Zanjón de Granados).
Plaza de Mayo
Como toda gran capital latinoamericana, la ciudad de Buenos Aires cuenta con un rico acervo histórico que se ve reflejado en sus edificios y monumentos. Un claro ejemplo de esto es la Plaza de Mayo, epicentro de los acontecimientos políticos más importantes de la historia argentina. Su nombre es un homenaje a la Revolución del 25 de Mayo de 1810, que ocurrió en esta misma plaza y que dio inicio a la gesta de la Independencia argentina. Bordeando la Plaza de Mayo se ubican varios edificios históricos y gubernamentales.
En el centro de la plaza se encuentra la Pirámide de Mayo, construida para celebrar el centenario de la Revolución, en 1910. La Av. de Mayo, de arquitectura marcadamente madrileña, es una de las más antiguas e importantes de la ciudad. Une la Casa Rosada con el Congreso Nacional y alberga a la histórica Plaza de Mayo. Allí se encuentran el Pasaje Roverano, construido en 1878, la Casa de la Cultura de la ciudad, el Palacio Vera, edificio estilo art nouveau construido en 1910, con sus líneas curvas y vidrios biselados, el Palacio Urquiza Anchorena, la Academia Nacional de Tango, creada en 1990 y presidida por el poeta y letrista Horacio Ferrer.

Plaza de Mayo


Zanjón de Granados
Bajo este importante edificio histórico del siglo XIX encontramos un tramo del desaparecido Zanjón, extendiéndose a lo largo de la manzana con restos de cimientos, muros, pisos, aljibes y pozos ciegos construidos y destruidos entre 1730 y 1865. Durante el siglo XIX esta residencia fue originariamente una mansión perteneciente a una familia acaudalada española que devino en conventillo a principios del 1900. El redescubrimiento accidental del entubamiento del Zanjón en 1985 permitió orientar la recuperación arquitectónica a las aéreas de arqueología e historia.
Zanjón de Granados

Palacio de las Aguas
En aquellos años, el agua purificada era un adelanto que sólo tenían las principales capitales del mundo y, como tal, era sinónimo de civilización, modernidad y progreso. En consonancia con estos significados, el gobierno encomendó una obra de “apariencia vistosa” y de porte monumental, que evidenciara la importancia de las obras de saneamiento que se estaban ejecutando en la ciudad por aquel entonces. Sus diseños comenzaron a fines de 1871, y originariamente se pensaba en un tanque para una población de 200.000 habitantes, a razón de 181 litros diarios por persona, que estuviera ubicado a no menos de 72 pies sobre el nivel del Río de la Plata. A partir de entonces, se sucedieron variaciones en el proyecto, aprobándose finalmente por el Gobierno en 1886.
Fueron más de 300 mil piezas de terracota para el revestimiento exterior las que cruzaron el océano. Estaban numeradas, una por una: eran para armar ese gran rompecabezas arquitectónico que hoy es uno de los edificios más exóticos de la ciudad de Buenos Aires. En su interior, el Palacio de las Aguas Corrientes esconde la primera mole de acero de la sanidad porteña, que supo ser el símbolo de la prosperidad y el modernismo que imperó en el país a finales del siglo XIX.

Palacio de las aguas

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